Cosmética en la cuarentena


En primer lugar, me gustaría decirte que espero estés bien y esta nueva etapa esté siendo lo más benevolente posible, para ti y para los tuyos. A pesar de las discrepancias que cada día podemos poner de manifiesto en nuestro discurrir habitual (ir a comprar al supermercado, caminar por la calle, ir a la farmacia, etc.) y sin que los sentimientos encontrados sobre cómo de bien hacemos las cosas nos limiten en este, pese a todo, nuestro mundo, quiero daros las gracias por el hecho de estar ahí y estar leyéndome. Es mucho y muy importante para mí. Gracias.

Ahora sí, paso a comentaros algunas cositas sobre algunos productos que estoy usando. Algunos ya estaban entre los habituales, o lo habían estado tiempo atrás; sin embargo, otros han sido nuevas incorporaciones, descubrimientos muy agradables y positivos.Voy a poneros en contexto sobre el porqué de estos productos y qué me llevó a empezar a usarlos. 

Veréis, yo tengo la piel mixta, con las zonas más secas a veces extremadamente secas y las más grasas, con tendencia a las imperfecciones. Tras varios años indagando y pidiendo ayuda a diferentes especialistas en dermatología, llegué a la conclusión que “cuando no puedes con tu enemigo, lo mejor es que te unas a él”, y eso hice. Convertí el acné adulto que me traía un poco amargada, en mi aliado. Lo convertí en una especie de voz cutánea interior que me habla, que si se manifiestaba era porque quería decirme algo. Y abandoné el desesperado intento de eliminarlo de mi vida. Pasé a querer comprenderlo en lugar de querer erradicarlo. 



Y nuestra relación mejoró significativamente. Mi piel me ha ido guiando durante estos últimos años hacia la que yo considero la dirección más razonable: aprender a querer mi piel tal y como es, a mimarla y cuidarla sin pretender que sea otra diferente. Y esto, en mi caso al menos, ha sido muy significativo.

Cuando la epidemia por la COVID19 empezó, tod@s sentimos mucho desconcierto y porqué no decirlo, también miedo. No sé vosotr@s pero yo algunos días comí cosillas de esas que “no son muy adecuadas” y otros días me salté comidas, porque estaba muy nerviosa y no podía comer. Soy farmacéutica en oficina de farmacia y no he dejado de trabajar ningún día que no me correspondiera. Hemos estado observando todos y cada uno de los cambios que se han ido produciendo, así como las innumerables situaciones que ponían de manifiesto que no tod@s quieren hacerlo bien. Es muy frustrante sentir que no puedes hacer entender a alguien la importancia de la preservación de la salud. Mi profesión a fin de cuentas es eso. Asesorar y guiar en las distintas etapas de la vida a tod@s que entren a la farmacia y lo soliciten, directa o indirectamente. 

Pues bien, puestos en situación, os podréis imaginar que este estado de nerviosismo hizo a mi piel hablar. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Y bien fuerte. La necesidad de usar mascarilla cada día, durante un mínimo de 7 horas en el trabajo, hizo que la piel de mi rostro amaneciera casi de un día para otro, con un inmenso brote de acné, en la zona de la barbilla, alrededor de la boca y en el cuello. Estas dos últimas zonas eran zonas sin explorar. Nunca había tenido granitos cerca de la boca o en el perfil de la mandíbula. En cualquier caso, las lesiones llegaron y como podréis imaginar, con la mascarilla rozando en esa zona, tantas horas, no fueron a mejor, sino a peor.


 Pero entonces... busqué soluciones en lugar de lamentarme.



Decidí poner en práctica aquello que os mencioné antes: unirme a mi enemigo. Y pensé que mi piel estaba sometida a unas condiciones muy nuevas para ella, el ambiente que se crea entre la cara y la mascarilla es muy cálido y húmedo, los poros se dilatan, la piel no puede transpirar y obviamente, ante tal agresión se defiende como puede. El mecanismo en teoría es bueno, el problema es que las consecuencias de esa defensa son entre otras, que los poros con una mayor cantidad de sebo buscando una manera de protegerse, no lo consiguen y finalmente se obstruyen porque el sebo se oxida, bloquea al poro y… vuelta a empezar. Las pieles más secas tienen unas herramientas diferentes, pero llevadas muy al extremo, como puede ser usar mascarilla muchas horas, también pueden reaccionar de este modo.


Me mentalicé: no iba a poder dejar de usar la mascarilla. De hecho, sabía cuándo había empezado a usarla, pero no tenía (ni tengo) la menor idea de cuándo volvería a no tener que usarla cada día. Pensé que esto requería de una intervención, no quirúrgica claro está, sino una intervención sobre mi plena participación e implicación en el proceso, en busca de una mejora o de un cambio que genere mejoría. Y recordé la gama Tolérance Extrem de Avène. Estos productos son muy especiales, porque son cosméticos pero no contienen activos que condicionen su uso. Es decir, no llevan principios activos  sobre los que gire el efecto del producto. 

Son dermocosméticos pensados para poder tener una rutina de cuidado, con la mínima agresión posible a la piel. Siguen una estricta política de cosmética estéril, no solo en sus fórmulas, sino en los envases; de tal manera que desde que empiezas a usarlos, hasta que los acabas sabes que el producto está íntegro y no ha sufrido los efectos del contacto con el aire, ni se ha deteriorado por oxidación. Lo que sale del envase es lo que vas a usar y el resto se mantiene en perfectas condiciones. Además, dentro de la gama hay varias opciones de texturas, perfecto si tienes la piel mixta como yo. No hay que sacrificar nada, solo encontrar el producto adecuado.

Elegí dos productos: el primero una limpiadora que me calmara la piel, que me permitiera limpiar mi rostro aunque no esté usando ningún día base maquillaje ni corrector de ningún tipo, pero que me sirviera para eliminar la suciedad de la piel. En este caso, también me sirve para desmaquillar ojos (el único pequeño placer que algunos días me permito, si el ánimo acompaña). Y aunque no lo creas, ese producto existe y es este: Avène Tolérance Extrêm Lait nettoyant (leche limpiadora).





Esta limpiadora además de limpiar, calma y suaviza. Y pesar de tener mi brote de ácne, no me ha dado grasa. En lugar de emplear productos muy astringentes pensé que tal vez lo más inteligente en este caso sería calmar e hidratar. El alto contenido en agua termal de esta gama es confort, hidratación y calma aseguradas.

También incorporé otro producto de la gama, la mascarilla Tolérance Extrêm. Cada vez que llegaba de trabajar y veía mi piel enrojecida e irritada, la usaba. Esta mascarilla sigue las mismas premisas que la limpiadora, pero me permitía dejarla aplicada en capa gruesa sobre la piel unos 5 o 10 minutos y luego retirarla. En mi caso empleé unos discos reutilizables, que se humedecen ligeramente y limpian la piel sin irritarla. Pero tengo que reconoceros que, pese a mi piel mixta, muchas veces no había nada que retirar. La piel había decidido quedárselo todo. Nuevamente os confirmo que, mi piel me habla cuando quiere cosas.




Además, decidí seguir usando un par de veces en semana una crema limpiadora de poros que me encanta, se llama LÓsmoclean Créme Douce Désincrustante de Institut Esthederm. Es una crema muy suave que, aplicas con el rostro limpio y seco, masajeas y emulsionas y poco a poco se va volviendo más espesa, haciendo su acción limpiadora y desincrustante, sin gránulos sin fricción ni daños. Retiras con agua y listo. Es espectacular. Limpieza profunda sin efecto irritante.




Obviamente el acné no mejoró solo con esto. Tuve que añadir otros activos, concretamente volví a utilizar un producto que en su momento me encantó por los buenos resultados que tuve. Es el serum Blemish + Age Defense de Skinceuticals. Es un tratamiento que se aplica sobre las imperfecciones, con el rostro limpio y seco, mañana y noche (aunque yo solo lo estuve aplicando de noche y luego os diré la razón), que trata y previene las lesiones y los poros dilatados, que tiene una formulación rica en ácidos (2% de ácido dióico, 0,3% de LHA ácido capriloil salicílico, 1,5% de ácido salicílico, 3,5% de ácido glicólico y un 0,5% de ácido cítrico). Un potente cóctel de activos que lógicamente pude emplear porque los demás productos al uso no tenían esta potente actividad. Digamos que mi rutina la fui diseñando de forma que pudiera compensar la acción de unos productos con otros. Necesitaba equilibrio y calma, pero también un poco de acción.  

Siguiendo mi guión de calmar y compensar, incorporé otro elemento que ha sido determinante: el serum gel calmante Phyto Corrective de Skinceuticals. Diseñado para calmar, hidratar y tratar las rojeces, lo usaba cada mañana (de ahí el no usar Blemish de día). Phyto corrective es un precioso gel verde brillante, con una composición rica en activos vegetales (extracto de pepino, de tomillo, de mora) y ácido hialurónico. Hay un factor determinante en el tratamiento del acné y es el componente inflamatorio. Las lesiones que suelo tener cursan con mucha inflamación, tienden a enquistarse y conviven conmigo semanas. He descubierto que cuando trato el efecto inflamatorio, en este caso con Phyto Corrective, mi piel reacciona mejor y todos los tratamientos alcanzan un poco mejor su objetivo.

Además, decidí buscar un aliado al que recurrir mientras tuviera al uso la mascarilla, y me decanté por una bruma mist de Sesderma, concretamente la Resveraderm Liposomal Mist, un cómodo y coqueto spray que podía pulverizar en mi piel fácilmente, por ejemplo cuando me quitaba por un segundo la mascarilla para beber agua. Refrescante a más no poder y con el aporte de antioxidantes que buscaba durante el día. Los antioxidantes que contiene (extracto de hojas de uva roja) y el ácido hialurónico de su composición, me ayudan a luchar contra los radicales libres y a mantener la hidratación.





Como último detalle, comentaros que también empecé a usar un bálsamo labial que me ha sorprendido mucho y muy gratamente. Sentía los labios muy secos y cuarteados. Está claro que con la mascarilla bebo mucha menos agua (lo cual está muy muy mal) y hay zonas más sensibles donde la piel refleja la deshidratación con velocidad; los labios es una de esas zonas. Este bálsamo lo uso cada noche, antes de dormir y realmente tiene un efecto potente desde la primera aplicación. 

Recomendado para l@s amantes de la miel, Rêve de miel de Nuxe. Una textura y una fragancia deliciosa, que repara los labios dejándolos muy nutridos. Al principio pensé que el envase era pequeño, que con lo mucho que me gustaba duraría poco pero su consistencia en bálsamo permite sacarle mucho partido con muy poca cantidad.




Y con esto ya acabo la entrada de hoy. Espero os haya servido, al menos para entreteneros y con suerte, para guiaros en ese gratificante mundo que es la cosmética. Como siempre, si tenéis alguna duda o queréis hacer alguna corrección sobre lo escrito, no dudéis en dejar un comentario. Muchas gracias por vuestro tiempo y vuestra atención. Nos vemos muy pronto.


Maria H.

Comentarios

  1. Durante la cuarentena, la cosmética ha sido un refugio para muchos, ofreciendo una rutina de cuidado personal que brinda bienestar y una pausa en tiempos de incertidumbre.

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